IMPUESTOS. EL MUNDO AL REVÉS


De un tiempo a esta parte tengo la sensación de que la ciudadanía, en general, hemos adoptado una posición de aceptación y borreguismo incomprensible respecto a las decisiones que los gobiernos de turno; estatales, autonómicos y municipales toman para nuestro “supuesto” bien.
La última, ley anti tabaco (parte 2).
Pero no me referiré a ella en profundidad, mi intención es reflexionar en cómo hemos llegado a tal punto de incongruencia, ya no sólo en lo que respecta a la libertad individual sino también en la básica interpretación de los valores democráticos.
Los impuestos son por definición un “Tributo que se exige en función de la capacidad económica de los obligados a su pago”, si bien un impuesto indirecto, como el que nos ocupa es: “Impuesto que grava el consumo o gasto”. Pero impuesto al fin.
La verdad es que esperaba mas de la real academia de la lengua. Esperaba que hiciera referencia a la obligación de pago para recibir ciertos derechos o simplemente se te mantengan. Esperaba que lo definiera como una obligación que revertirá en tu propio beneficio de manera igualmente directa o indirecta. Para mí es eso precisamente, pero no es por una cuestión de imaginación, no es porque mi idealismo me llevara a utópicas deducciones. Mi esperanza se basaba en mi propia vivencia, se basaba en los cientos de mensajes institucionales con los que bombardearon los distintos gobiernos y que llamaban a la contribución pública como un acto de conciencia nacional, un hecho de justicia y una obligación compensada con derechos y servicios, “ Hacienda somos todos”.
Claro que entonces los contribuyentes que se saltaban sus obligaciones fiscales eran tan numerosos como bien considerados y su persecución en masa una quimera inalcanzable hasta que, con sentimentales campañas, esta se puso en manos del mismo pueblo, que a partir de entonces empezó a ver al defraudador como un enemigo y él mismo como un delincuente.
Claro ¡ahora ya no hacen falta los mensajes concienciadores, ahora la tecnología ha sustituido a la conciencia nacional y casi nadie se escapa al control del fisco. Ahora pueden subir impuesto sin que este sea directamente proporcional a su beneficio para el que lo paga, pues no has sido moralmente bombardeado en ese sentido.
Ahora se pueden subir impuesto a colectivos que tendrán menos derechos y paradójicamente, el hecho indirecto de pagarlos les convertirá en una lacra social. Por supuesto, me refiero a los fumadores.
Hay que luchar contra el tabaquismo, hay que luchar contra los efectos sobre el fumador pasivo. Pero que ello no nos lleve a dejar en segundo plano a quien es víctima del afán recaudatorio del estado, del afán de antes por promoverlo indirectamente y por omisión el de ahora pretendiendo que sus propias víctimas del anterior sufraguen un déficit causado por la sucesión de gobiernos sin previsión. Agravar los impuestos sobre quien, cada vez, tiene menos derechos es una contradicción en si mismo. Un fumador, la mayoría, que desea dejar esa esclavitud, puede acudir a su médico a pedir ayuda y la recibirá, yo mismo he sido un afortunado beneficiario de la ayuda sanitaria contra el tabaquismo, la recibirá en forma de receta , sin derecho alguno de descuento, para adquirir un medicamento carísimo y con altas probabilidades de efectos secundarios. En cambio, la señora ministra nos anuncia sin tapujos, de forma directa que el aumento sobre el tabaco ayudará a la lucha contra el tabaquismo y a la vez a superar el déficit público. La ley de la vara “ ya aprenderán a palos y mientras aprenden que nos paguen las facturas”. Ni tan siquiera un castigado fumador pasivo, lo digo sin segundas intenciones, debería aceptarlo, ya que la forma en que él dejará definitivamente de tragar humo será cuando el fumador deje de fumar y no cuando el fumador más pague.
No solo el colectivo de fumadores es víctima de la falta de recursos operativos del estado. Los conductores hemos llegado a un punto en el que pagamos nuestros impuestos sin saber exactamente cuál es su contrapartida. El impuesto de circulación, una tasa lógica en cuanto a compensar el gasto que supone el mantenimiento de calles y carreteras o la seguridad vial, con su policía de tráfico incluida. Ahora bien, a la práctica, cuando coges el coche te das cuenta de que cada vez pagas mas por tener menos servicio; Zona azul, cuando progresivamente van desapareciendo plazas de aparcamiento, con el agravante que en muchas ocasiones son sustituidas por plazas, de pago, en aparcamientos municipales y a 50 años. Las aceras ganan espacio a las zonas de estacionamiento, muy ecológico, sostenible y aleccionador aunque fuera de tiempo. ¿ No sería mas lógico proveer primero a la ciudadanía de alternativas?, con ello creamos el problema al construir primero la solución, eso sí pagando por nuestras propias molestias y perdidas.
Yo, como todos los contribuyentes, pagamos cada vez mas IBI y veo que colaboro a, por ejemplo, una flota de camiones de basura y contenedores mas ecológicos, limpios, funcionales y productivos. Claro que también compruebo a las 11 de la mañana como he de pasar largos minutos tras uno de estos fantásticos vehículos operados por una sola persona, la cual, dicho sea de paso, ha de aguantar coches en doble fila, aparcados en esquinas o delante de un contenedor. No quiero parecer banal con la pequeña pérdida de tiempo tras el camión de basura, las personas que trabajan en la calle con su vehículos me comprenderán y recordarán que tras ese camión viene; el de la limpieza del propio contenedor y un poco mas allá un repartidor que estorba el tráfico víctima del ensanchamiento de aceras, las calles peatonalizadas y las zonas azules o verdes, después las obras urbanas y con ellas los parones y las alternativas, normalmente mal señalizadas, que te hacen perder otra pequeña cantidad de minutos. Los semáforos, los absurdos límites de velocidad…etc. Después cambia de municipio y vuelve a empezar. Hacen que tus largas jornadas de 10 horas queden en ocasiones a la mitad y con ello la falta de productividad que abocará en una disminución en la recaudación de impuestos, aunque esta quedará compensada con alguna otra tasa que no estará ligada a mis posibilidades de facturación, como sí que lo estaría en caso de haber podido aprovechar mas óptimamente el gasóleo gastado.
La cuota sanitaria por litro de gasóleo, cuando van desapareciendo medicamentos amparados por la cobertura de la S.S. ¿por abusos?, ¿quién los receta?, ¿yo? Los peajes con su IVA correspondiente que agravan en las carnes del usuario, e indirectamente a casi todos, la falta de alternativas rápidas y seguras para producir mejor y de esa forma contribuir mas eficazmente a la recaudación de otros impuestos por productividad.
Combatimos la contaminación pagando, combatimos el denso tráfico pagando, pagamos el déficit del transporte metropolitano, pagamos hasta cuatro veces el aparcamiento, el déficit sanitario, la eco-tasa, la tasa digital, peajes. Si te pierdes en el campo has de demostrar que no has sido un inconsciente, si quieres coger “Bolets” paga…

Vale ya¡
Paguemos por lo que produzcamos, por lo que consumamos, pero una sola vez, y por favor,
Con criterio.