Toros. La gran farsa

" La fiesta" de los toros, "fiesta nacional", "arte", "tradición". Formas de definir el espectáculo de lidiar toros.
He de reconocer que en mi primera juventud, tenía yo 17 o 18 años, me sentí atraido por ello. Entonces el Cordobés "hijo", me hacía admirar el toreo.
Me hacía sentir miedo cuando acercaba su cara a escasos centrimetros del astado, sufría cuando se arrollidaba y le presentaba la cara a su salvaje adversario y sufría con deleite, ya que admiraba su valentía a la vez que su finura y precisión, en el momento de esquivar al enorme astado.
Ahora bién, que el espectáculo entrañe belleza, que para mi la tiene, no significa que halla de compensar lo que de salvaje, despiadado y desequilibrado en oportunidades también posee este espectáculo.
Volviendo a mi juvedtud, pensaba yo entonces que era una lástima la cantidad de sufrimiento al que el animal estaba sometido para que yo, entre otros, difrutara del arte de aquel valeroso diestro. No caía yo entonces, bendita juventud, en que banderillear al toro, con todas las consecuencias físicas que ello le acarreaba, ofrecia a mi admirado valiente un rival en gran medida mermado física y mentalmente. Un picador a caballo con su enorme arma, para evitar en la medida de lo posible el acercamiento de astado, hace caer todo su peso y parte de el del caballo sobre la afilada punta que se clava sobre él causándole infinidad de lesiones para el mismo objetivo que las banderillas, que el valeroso torero ataque a matar con las máximas garantias de éxito.
Realmente, sí, hay que tener valor para dirigirse cara a cara con un animal de ese peso y porte con sólo un capote y pequeña espada, por mas mermado que esté el animal. Aunque también es cierto que ese valor no hace más consciente al animal de a causa de que está pasando por ese trago. Y si lo fuera, consciente, a buen seguro que no intentaría ir a lo que se mueve, el torero, sino que bajaría su cuello para acabar con tal sufrimiento de inmediato, aunque esto valiera para dar categoría de maestro a su ejecutor, aunque supiera que pasearán con sus orejas y su rabo ante el regocijo de cientos o miles de espectadores y después arrastrarán su cuerpo sin vida por la arena dejando un rastro de su sangre, aunque supiera que al día siguiente, cuando él mismo ya esté debidamente troceado y en el mostrador de una carnicería o congelado, en el diario aparecerá como " Pesado, el tercero de la tarde estubo ahormado lo que permitio al maestro ahondar el estoque". Su ejecutor es un maestro, él solo el tercero de la tarde y además ahormado.
Sangre, humillación, riesgo y sobre todo sentido común. Estas son algunas de las razones por las que me soliradizo con la prohibición de corridas en Cataluña y donde las prohiban. Las tres primeras son obvias por definición, el sentido común me dice que una comunidad que prohibe exibir mascotas en un escaparate, y esa medida no fué criticada, no puede permitir que se masacren reses por diversión.
Tradición, cultura, economía, libertad. Són razones que esgrimen los defensores de las corridas para convencer al resto de la conveniencia de seguir lidiando.
Tradición: Cuando la tradición va en contra de la evolución está condenada a desaparecer, no hablo de estar perjudicada por le ella, hablo de encontarse en el extremo opuesto.
El respeto a la vida, humana o animal, esta indicutiblemente unida a la modernidad. A nadie se le ocurre apedrear un perro por la calle, prender el rabo de un gato con gasolina o pescar con cal. Esto eran prácticas " graciosas" que a buen seguro todos hemos escuchado como anécdota de alguien cercano o un tercero, por supuesto nosotros no lo hemos hecho nunca. Eso es evolución.
No hace tantos años, si no era bien visto pegar a tu mujer al menos era muy aceptado o consentido, gracias a la evolución ahora se ve como una delictiva aberración y quien, lamentablemente, lo practica se ha de mantener en un corto o fatal anonimato, corto por que acaba por pagar su delito y fatal por que cuando se descubre ya ha acabado con la vida de la víctima. Es cierto, esto no es una tradición aceptada, ¿pero?, ¿cual es la diferencia?,¿que a las corridas acudian los alcaldes, el teniente de la guardia civil y el párroco?
Cultura: El deporte, de por si, no es cultura, aunque pueda ir muy de la mano. El deporte nos enseña a superarnos, a pertenecer a un grupo y colaborar para vencer, nos enseña que con el esfuerzo se pueden alcazar metas aunque esta no sea siempre la de ganar. Y tantos otros valores que por obvios y repetidos no citaré. Si el deporte no es cultura, que básicamente ensalza los valores y aptidudes positivos de los humanos, las corridas, aún y compartiendo algunos de esos valores con el deporte, carece del principal para medir y motivar tantos otros valores, la equidad. En cualquier deporte los adversarios gozan de iguales oportunidades.
Economía: Discrepo, igual que un representante de las agencias de viajes que escuché ayer, que suponga un perjuicio a la oferta turística, es más, considero que la acción de la ilegalización atraerá a turistas por simple simpatía y en verdad vendrán con la idea de encontrarse con una sociedad evolucionada y con criterio. De todos modos, estoy seguro de que si nos ponemos a atropellar perros a modo de bolos esto tendrá su público, generará sus ingresos, si lo mantenemos 100 años será tradición y seguro de igual forma estoy que muchos de los pro- taurinos serían activamente contrarios a "Bow-dog", por llamarle de alguna forma, pero ¿cuál es la diferencia?,¿que los perros también estan nuestras casas? o ¿ que aún no hace 100 años?
Libertad: No estoy seguro de si lo he leido en la constitución o simplemente es una cita famosa de algún politico de inicios de la democracia, de todos modos es totalmente válido y masivamente aceptado que " Nuestra libertad acaba cuando empieza la de tu prójimo".
Yo soy el prójimo de los defensores de las corridas y quiero ser libre de educar a mi hijo en una sociedad que no considere un arte ensañarse brutalmente con un animal, causándole graves heridas y sufrimiento hasta darle muerte con el agravante de poderse alargar la agonia si el espada no tiene el dia.
Sí, ustedes, en su derecho, me dirán que quieren que prevalezca la suya contra la mía, aunque les diré que al menos la mia es inocua ¿ en que otro caso aceptarian lo contrario?


Por último, la farsa.

La farsa de disfrazar la norma como anti- española. Por favor, han llegado al límite de la desfachatez, semanas antes de la votación en el "Parlament" las banderas catalanas en las plazas cambiaron o compartieron su espacio con la española, los pro- taurinos hacian verdaderos esfuerzos por expresarse en catalán y mostraban como portavoces a catalanes del ramo. El feliz dia de la ley aprobada, no escuché, ni en Tv3, ni en Antena 3, ni en tele 5, ni ninguna otra, ningún reproche en catalán ante el Parlament, hijos de puta, ¿ y los correbous?, ¿después que será, la caza?, todo ello en castellano. Me recuerda al "Pujol enano habla castellano" que pasó a " Pujol guaperas habla como quieras" Así pues ¿ quien a utilizado el catalanismo para defender su postura?, toreros que hablaban catalán antes y se han olvidado después, "Els segadors" sonando por primera vez en una corrida. Nadie les pedia eso, ni ellos lo hubieran continuado en caso de no haber prosperado la ley.



Los toros son crueles aquí y en lima, solo que aquí, ahora, a vuelto el "Seny". ¿ Por cuanto tiempo?